Percepción en la Expresión Corporal

El comienzo: Estado fusional e indiscriminación
Desde el nacimiento el bebé tiene acceso a su entorno a través de la actividad sensorial.
BBailá conmigo. Vínculos en Movimiento
Encuentros de Danza para mamás con sus bebés
Sin embargo durante un tiempo su experiencia con el mundo continúa siendo indiferenciada, tal como lo era en su vida intrauterina.
Allí, sin delimitación entre un adentro y un afuera, con una continuidad térmica entre el medio interno del organismo del bebé y su medio externo, placentario, atravesado por el flujo sanguíneo y hormonal de la madre, el feto vive en un estado de indiferenciación total con el cuerpo materno.
Llamamos a este estado “fusional” o de completud, pues no existe allí necesidad alguna ni discontinuidad entre medio interno y externo. No hay por lo tanto ni necesidad, ni tiempo de espera, ni frustración.

El nacimiento va a desprender al bebé de ese medio uniforme y continuo creando así una pérdida de la completud intrauterina. A  partir de ese momento serán los “fenómenos” de este nuevo medio –el mundo- los que envuelvan su cuerpo como antes lo hacía el líquido amniótico.
Una gran cantidad de sensaciones nuevas que vienen del exterior y del interior de su organismo penetrarán su cuerpo. En total indiferenciación con su entorno, sus primeras experiencias  son sensoriales y motrices, vividas como dispersas, múltiples y sin relación entre sí. La no constitución aún de un Yo unificado que diferencia un adentro de un afuera hace de esta  etapa una experiencia de fragmentación, es decir de no-integración primaria.
La luz, la temperatura el contacto con el cuerpo del otro y con objetos, el sonido –ya no mediado por el líquido amniótico sino por el medio aéreo- como estímulos provenientes del exterior, y las sensaciones uretrales, orales, anales, abrirán paso a una nueva experiencia.
Respirar y tragar aparecen como funciones vitales ligadas al tiempo.
La aparición de la necesidad y la demora -que exige una espera hasta la llegada de la satisfacción- ligada a la experiencia de vacío, hacen del humano un ser sufriente dependiente de otro para sobrevivir.
Sin embargo toda esta ruptura y discontinuidad no serán suficientes para la conformación de una experiencia diferenciada entre un adentro y un afuera, entre y yo y un medio exterior a él.
Durante mucho tiempo la experiencia del bebé con su entorno continúa, como dijimos, siendo fusional y por lo tanto indiferenciada.
Así el cuerpo del bebé no se distingue de aquello que lo toca; todo lo que entra en contacto con su cuerpo pasa a formar parte de él. Es lo que  en psicoanálisis se hace referencia en los conceptos  de “cuerpo fragmentado”  y de “fantasma de fragmentación”
Al no tener una imagen o experiencia de su cuerpo en forma total, tampoco puede tener experiencia de la totalidad de los otros cuerpos. Sin “periferia” configurada vive en permanente fusión parcial con los objetos  que lo tocan.
La diferenciación entre medio interno y medio externo se funda en una disociación perceptiva que no se encuentra disponible al nacer sino que se irá construyendo en la trama que reúne desarrollo orgánico y experiencia.
Este reconocimiento se irá configurando con el desarrollo incipiente de su sensorialidad  donde  las necesidades comenzarán a ser reconocidas como provenientes del interior y la satisfacción como proveniente de afuera.  Gratificaciones y frustraciones serán vividas desde el comienzo de la vida  como experiencias emocionales y se entraman desde un comienzo con el origen de la sensorialidad.
Una programación orgánica propia de la especie se irá habilitando y una experiencia dependiente de las condiciones que le brinde su entorno irá tejiendo la historia del sujeto.
La maduración orgánica habilitará las funciones de la percepción: distinción de mundo interno y mundo externo;  la cual se funda en las primeras experiencias de que discriminan  un adentro -fuente de la necesidad- y un afuera de donde proviene la satisfacción. Sensaciones del propio cuerpo –propioceptivas e interoceptivas- y sensaciones provenientes del exterior –exteroceptivas-.[i] fundarán su diferenciación en la persistencia de la estimulación que harán de esta una experiencia que irá marcando la frontera entre un adentro y un afuera.

Dichas experiencias de orden corporal serán la base de la diferenciación o discriminación que le permitirán el desarrollo de la constitución de un Yo Corporal que delimitando un mundo interno y un mundo exterior a él, será el asiento de la construcción de la identidad producto de la relación dialéctica entre ambos.

A los seis meses el bebé ya alcanza una cierta experiencia de su individualidad, sabe que  hay un adentro y un afuera, que la madre existe fuera de él con sus propios estados de ánimo, y modos de ser.
La separación de aquel estado de completud experimentado en la vida intrauterina y tiempo después de nacer, dejará un vacío instalado entre el bebé y el cuerpo de la madre como fuente de satisfacción orgánica y afectiva.
Dicho espacio vacío, o espacio fusional –al decir de Lapierre, o espacio transicional, según Winnicott, será a la vez espacio de separación y espacio de encuentro  y de acción común.
Las primeras reacciones orgánicas de necesidad como la mirada,  el llanto, los gemidos, las reacciones tónicas, serán las que atraviesen ese espacio vacío de separación rumbo al encuentro con el otro. La madre dará a esas reacciones orgánicas un sentido transformándolas en signos que constituirán el punto de partida de toda comunicación.
La expresión espontánea y no verbal de las primeras experiencias corporales y emocionales  conformará lo que podríamos llamar un lenguaje arcaico compuesto de miradas, gestos, modulaciones tónicas, expresiones sonoras que se  constituirán en mediadores de la comunicación  que  nos permiten sortear el espacio de separación posibilitando el encuentro con el otro.
Serán así mismo, como afirma Lapierre,  el punto de partida de todos los lenguajes abstractos presentes en el arte y también de la palabra. Podemos pensar, entonces, que es la pérdida del cuerpo del otro lo que dará paso al lenguaje [ii].

Así en la edad adulta, el pensamiento, el lenguaje verbal y los lenguajes estéticos, nos permiten el encuentro con el otro, produciendo muchas veces una reedición de aquellos estados fusionales primitivos, a través del co-pensar, co-sentir y participar de experiencias compartidas. La búsqueda fusional se constituye así en el potencial de hacer.

Percepción, expresión y comunicación
Lapierre nos dice que “al mismo tiempo que se organiza la percepción, se desarrolla la necesidad de comunicarla”.[iii]

Esta necesidad constituye la motivación, de la cual van nacer todos los medios de expresión abstractos. Una situación, una noción, una relación, afirma Lapierre, que han sido vivenciadas, pueden siempre ser expresadas.
·         Por medio del gesto: gesto que puede tener un valor simbólico mas o menos elaborado, y que deriva en su forma artística en la expresión corporal, el teatro, el mimo y la danza.
·         Por el grafismo:
 - Grafismo simbólico, que utilizando el trazo o el color nos guiará hacia la 
   expresión gráfica o el arte abstracto.
- Grafismo racional, de espíritu “matemático”, que nos conducirá hacia la 
   topología, la geometría o la relación matemática.
·         Por el sonido: que nos llevará a la expresión sonora y musical
·         Por el lenguaje verbal: que desembocará en los estudios de vocabulario, de 
  expresión lógica o gramatical y de expresión escrita.
 
Posteriormente y toda vez que todas esas formas de expresión tienen un denominador común podremos pasar indiferentemente de una a otra, nos dice, “transformar el grafismo en sonido, vivir el vocabulario o la gramática, matematizar un rítmo sonoro... etc.”.





Reflexiones
·         Cuerpo y Educación
La percepción nos permite conocer lo que sucede tanto en el mundo exterior como en lo interno de nosotros mismos.  Podríamos introducirnos en este punto en la observación de los métodos de enseñanza en todos los niveles.
Mas allá   de los enunciados de las mas variadas y modernas líneas pedagógicas, en términos generales, podemos observar en la práctica de la enseñanza instituida cómo el paradigma dualista continúa vigente dejando de lado la vía perceptiva como camino de acceso al conocimiento.
El estigma de nuestra cultura, que sobrevalora las adquisiciones de saberes lógicos de pensamiento lineal, esta  grabado muy profundo en cada uno de nosotros; y se nos aparece a modo de fallido en la práctica de nuestras profesiones.
Nuestra cultura continúa dudando  de toda percepción como aporte a la construcción de conocimiento. La información que nos proporciona no resulta "confiable" por lo cual se la valoriza en forma negativa o no se la tiene en cuenta.
En algún  lugar sigue vigente  que lo "subjetivo" no se puede comprobar y es variable y por lo tanto, carece de valor.
Aquí se encuentra una de las claves de descartar  un enfoque basado en lo sensorio-motriz y perceptivo con sus tramas afectivas en los procesos de enseñanza,  lo cual implica desconsiderar "la vía del cuerpo", como camino para el aprendizaje. Separación fatal de los aspectos cognoscitivos, perceptivos, motrices y emocionales, cuando en verdad configuran una unidad de integración.  Se confunde el hecho de que lo percibido "no es idéntico a lo real" con que lo percibido "es un desvío en la configuración de lo real";  de modo tal que la percepción no es válida para dar cuenta de la verdad; sobre todo cuando a esta se la pretende como absoluta, cerrada y universal.
Pese al intento de plantear nuevas propuestas en  Educación que pretenden implementar el juego, la expresión, la creatividad, para una gran mayoría de docentes estos "contenidos" se convierten en meras “actividades”  y siguen siendo simplemente recreativas o medios para la "descarga" y ocupan por lo tanto  un lugar secundario. Tocar, oler, saborear, moverse, en síntesis, "poner el cuerpo" despierta fantasmas de caos y desestructuración en el maestro, que en verdad no son mas que proyecciones de sus propios miedos a cambiar, a recrear su práctica y con ello a sí mismo.
Un maestro que tampoco a sido formado desde esta posibilidad, puede poco menos que desechar esta forma de abordar  la enseñanza considerándola, además, poco operativa.
Solo se le ha permitido integrar el sentido de la "vista" y el “oído”, y solo así registra a sus alumnos. Del mismo modo "solo así" permite que sus alumnos registren el mundo. Mirando, escuchando, repitiendo, memorizando. Aún con las mejores intenciones esto no podrá a dar nunca como resultado un verdadero conocimiento basado en la apropiación del saber ni mucho menos dará lugar a  la tan deseada adquisición de “juicio crítico” respecto de la realidad.

Aportes de la Enseñanza Artística

En el proceso de nuestra cultura occidental, el lenguaje verbal fue ocupando el lugar central estableciendo una relación  de equivalencia entre lenguaje y verbo –reduciendo la noción de lenguaje exclusivamente a la palabra - y esta ligada al  pensamiento, la racionalidad y finalmente la escritura[iv]. De modo tal que estudiar el lenguaje implica, desde este enfoque, analizar la escritura y desembocar en ella.
Tal como afirma Pérez Tornero[v] “La ecuación mas o menos reconocida es la siguiente: lenguaje = palabra = escritura.  Estudiar lenguaje es por lo tanto, analizar la escritura”.
 En forma cerrada el binomio racionalidad-verbalidad es excluyente de otras semiologías.
El contexto actual nos exige tener en cuenta la convergencia de lenguajes y signos en una escena de hibridación y mixtura que cambia las condiciones de producción de sentido en un mundo  plurisemiológico.
En este contexto las consideraciones didácticas tarde o temprano se verán exigidas de una actualización en el sentido que la actualidad reclama.  Deberán ineludiblemente superar la inercia académica y construir  un enfoque que reconozca la existencia de nuevas semióticas de tipo sincrético donde participan  múltiples lenguajes: de la imagen, de los gestos, de las formas, del espacio, del movimiento; que constituyen el marco de comunicación en la cotidianeidad  que nos atraviesa.
Desde esta perspectiva el estudio de los lenguajes no debiera limitarse a un análisis lineal de sus aspectos formales, sino apuntando a observar su capacidad productora de universos simbólicos, afirmando la  existencia de una capacidad semiótica general que debería  centrar los esfuerzos didácticos  sobre la consideración de aportes interdisciplinares.
Así mismo la didáctica y metodología de enseñanza específica de los lenguajes artísticos no puede quedar de ninguna manera retrasada de estos avances, de lo contrario la práctica docente reproduce instancias regresivas que resultan inútiles en el marco contemporáneo.
La práctica de la enseñanza debería estar dirigida al  nuevo sujeto histórico que emerge  en el marco de una nueva mentalidad, una nueva sensibilidad y de una nueva sentimentalidad.[vi]
Un concepto mas integral podría  modificar las prácticas docentes y la curricula escolar, donde los lenguajes se explicarían como una práctica introduciendo a los alumnos en la experiencia vital que ella propone.
Mi  propuesta se encuadra con el pensamiento que sugiere repensar la alfabetización ampliando este concepto en el marco contemporáneo donde los alumnos no solo leen  y reciben información por medio de palabras, sino a través de imágenes, lenguajes icónicos, corporales, gráficos, cinéticos, simbólicos y otras incorporaciones estrechamente vinculadas a los lenguajes artísticos. 
Un concepto de alfabetización artística[vii] implica ligar el aprendizaje del arte con los desafíos del mundo actual, promoviendo el pensamiento crítico y actividades interdisciplinarias como experiencia reflexiva y creativa.
Desde esta perspectiva, la escuela, debería proveer enseñanza en artes del mismo modo que provee enseñanza básica en lectoescritura [viii]. Enseñando a través de las artes a expresar sentimientos y comunicar ideas; plantear y resolver problemas, ser sensible en el mundo  y devenir en sujeto creador y transformador de la realidad.

La enseñanza artística  se presenta entonces, como la vía regia para desarrollar las potencialidades expresivas, creativas, comunicativas y como una práctica que mediatiza la relación sujeto mundo, facilitando la comprensión y apropiación de conceptos, ideas y nociones en el marco de la acción concreta. Es entonces un espacio  de desarrollo del pensamiento y de las capacidades cognoscitivas sostenido en un concepto de unidad del ser que integra cognición, percepción, afectividad y acción, razón y deseo. El arte es  facilitador y promotor de nuevas conductas, estructuras de pensamiento, modos de simbolización y capacidades de abstracción;  involucrando capacidades cognitivas, metacognitivas, perceptivas, sensitivas, afectivas, sociales que permiten realizar la personalidad; el Yo en el mundo. Y en esta interacción, ambos se construyen.
El proceso creador permite, asimismo que tanto el niño como el adulto puedan “apropiarse” del conocimiento  y de la realidad al verse “implicados” en su construcción y en su transformación permanente. Sobre la base de considerar al hombre como un ser biopsicosocial e histórico, el proceso creador y expresivo que la enseñanza del arte lleva implícito, pueden entenderse como un dispositivo necesario para la construcción de estrategias de enseñanza en el marco de una concepción del aprendizaje activo y en la consideración del alumno como sujeto del aprendizaje, tanto en el contexto específico de la Enseñanza Artística como de aquello que esta, desde su especificidad, pudiera aportar a otras áreas curriculares.
Promotor de distintos modos de acercamiento al objeto, distintas perspectivas de un mismo hecho, interrogador de viejas certezas, revelador de supuestos implícitos, integrador de la diversidad; el arte y la actitud creativa convocan y provocan nuevas perspectivas de análisis  y con ello da lugar a nuevas alternativas de intervención en la realidad. Un formador de la personalidad que contribuye a la construcción de sujetos creadores y partícipes activos en la construcción de realidad que por medio de la “adaptación activa” articulan el ser sujetos producidos y productores de cultura. Experimentando otras relaciones entre Ley y Libertad, Caos y Cosmos, el Vacío y lo Nuevo. Articulando realidad y fantasía, libertad y límite;  intelecto, sensorialidad y afectividad, proyecto y acción. Restituyendo el deseo y el placer en  la búsqueda de conocimiento.
  
  • Percepción, Arte y Participación:
 Durante el lapso en que vivimos dentro del cálido vientre materno toda modificación  - adopta la forma de sonidos, cambios de temperatura, modificación de rítmos, suaves o bruscas presiones, movimientos- "penetran", literalmente en el cuerpo del feto y son registradas por el organismo produciendo las adaptaciones necesarias  para seguir con la tendencia natural de sobrevivir y evolucionar.
Después de la salida del vientre este tipo de señales sigue siendo nuestra forma de comunicación con el medio.
Recibimos al nacer los primeros estímulos del ambiente que sensaciones placenteras o displacenteras irán agrupando en amenazantes o protectores, a las que el organismo del bebé‚ simplemente "reacciona" con movimientos, sonidos y contracciones tónicas.
El primer diálogo con la madre, aún en el período fusional donde la "separación" apenas se va esbozando, es el diálogo tónico.  Posteriormente las señales que entran por la vía del cuerpo y sus respuestas, van evolucionando, agrupando las primeras reacciones espontáneas de modo que adquieren el valor de "signo". De este modo la expresión espontánea del cuerpo del bebé‚ evoluciona hacia la representación y la comunicación voluntaria, a través de gestos, miradas, sonidos, modificaciones tónicas.
Podemos ver entonces en la percepción la raíz de toda comunicación.
Con posteridad una vez mas avanzada la separación, instaurando el vacío entre el cuerpo del bebé y la madre y comenzado el estadio del espejo donde la imagen del cuerpo del bebé comienza a especializarse y unificarse, evoluciona la capacidad de simbolización dando lugar a la aparición del lenguaje.
El lenguaje verbal, la palabra, que culturalmente se ve prior izada frente a los demás lenguajes o vías de comunicación no pierde, sin embargo, su asiento en el cuerpo.
Por un lado nuestro cuerpo "da sentido" a esas palabras que oímos, leemos o pronunciamos. En su libro “El cuerpo”, el sociólogo francés  M. Bernard nos dice que "la palabra "duro" provoca una especie de rigidez en la espalda y el cuello y solo secundariamente se proyecta al campo visual o auditivo para asumir su figura de signo o vocablo". Nos explica, además, la articulación entre el cuerpo, la naturaleza y la cultura presupone la existencia de un sentido de "unidad". "Por una parte -dice- entre los cinco sentidos; por otra entre los cinco sentidos y el movimiento, es decir, el sentido kinestésico y, por fin, entre esta sensoriomotricidad y la palabra"
También es importante observar que el cuerpo y su expresión gestual acompañan, - ya sea confirmando, remarcando o desmintiendo- aquello que decimos con palabras. En este sentido podemos afirmar que el cuerpo confirma o delata lo que decimos.
En esta dirección Bernard nos dice que "para el espectador la palabra asume el gesto y el gesto asume la palabra".[ix]
 El arte ha jugado desde siempre con este aspecto de la percepción en su función de comunicación, proponiendo otros lenguajes mas allá  del verbal. La pintura, la escultura, la música, el  mimo, la danza y el teatro cuentan con los sentidos como aliados principales para crear otros espacios de encuentro quebrando la cotidianeidad. La misma poesía abre la palabra convirtiéndola en sensación pura.
Daniel Calmels[x], cita un episodio comentado por Tudor Vianu en su libro Problemas de la metáfora, la reflexión de un niño que luego de haber probado por primera vez en su vida un vaso de soda,   refiere a su sabor diciendo: "la soda, tiene gusto a pie dormido". De este modo Calmels subraya el estrecho vínculo entre sensación y metáfora.
“Existe un constante entrecruzamiento entre nuestros sentidos a partir de una experiencia de unidad, en la medida en que cada sensación que recibimos repercute sobre nuestro cuerpo como estar en el mundo; sobre nuestra existencia”, afirma Bernard.  De modo que es  capacidad del sistema sensorial, - y mas específicamente de la dupla percepción-acción-, asociar sensaciones y establecer complejas conexiones  que formarán parte de la construcción del conocimiento sobre el sí mismo y sobre el mundo. Por ejemplo entre sensaciones kinestésicas, auditivas y visuales, puestas de manifiesto en la danza a través de la relación música-movimiento. Lo mismo sucede entre las táctiles y visuales que nos permiten tocar con la mirada y crearnos una imagen a través de la información que nos brinda el tacto. Así como entre las gustativas y cenestésicas, como nos muestra el relato de Calmels.
 La relación  que establece el espectador con la obra o con los actores, su participación, el goce estético, tienen por lo tanto un fuerte asiento en la experiencia perceptiva motriz que será la base de la experiencia del pensamiento en que se basa la reflexión posterior.
En su libro  “La escena en acción", Samuel Selden[xi] dedica un interesante capítulo al desarrollo de este tema. Allí plantea este doble aspecto de comunicación entre lo que él llama el hombre interior y el hombre exterior, tanto en el caso del público como en el del intérprete y  las técnicas de entrenamiento. Expone la relación entre los aspectos fisiológicos de la percepción, con los subjetivos sobre cuya base se  va a construir  una determinada apreciación de la obra, y un determinado grado y modo de participación.
Manifiesta que por medio del mecanismo sensorio-motriz del espectador, este responde dinámicamente, con todas las partes de su ser, ante los estímulos que recibe. “El espectador responde en forma plena y orgánica” [xii], afirma. Por medio de la percepción logra "sentir", tanto objetos como emociones y pensar. Su cuerpo afectado de este modo le permite reflexionar y elaborar juicios a posteriori. La actividad del pensamiento, actividad mental, tiene su asiento en el cuerpo y no podría realizarse ninguna actividad sin la cooperación y la interrelación con todas las demás partes y funciones del cuerpo.
"El acto de percibir, que desemboca en la participación, es - según Selden- el prólogo de la intelectualización".




[i] Aunque para algunos autores, como A. Lapierre, todas las sensaciones son de algún modo propioceptivas en el sentido que impactan en el “interior” del cuerpo.

[ii] Paul Watzlawick, basándose  en la Teoría General de los Sistemas también hace referencia al lenguaje no verbal.  En su libro Teorías de la comunicación Humana   nos habla de dos tipos de lenguaje: el digital o verbal y el analógico basado en los gestos, la mirada, el tono de voz que acompañan la palabra e incluso a veces la reemplazan.

[iii] Lapierre en “Educación Vivenciada”

[iv] Pérez Tornero, en su artículo “La nueva competencia comunicativa en un contexto mediático” publicado en el libro “Comunicación y educación en la sociedad de la información” responsabiliza al establecimiento casi axiomático de la ecuación lenguaje verbal = pensamiento a la vulgarización de las ideas de Sapir y Whorf.
“La reducción macroscópica a la que hemos asistido, afirma, y de la que aún no se ha recuperado nuestro sistema académico era la siguiente:  de entre el conjunto de símbolos, imágenes y señales que pueden poblar nuestro cerebro, se seleccionaban solo las palabras como recipiendarias del pensamiento. De los procesos asociados con diferentes lenguajes, símbolos e imágenes cerebrales, se valoraban los exclusivamente relacionados con lo verbal. De modo que racionalidad viene a ser sinónimo de verbal. Y finalmente  (...) se pasó a prestar importancia casi exclusiva a las situaciones de comunicación relacionadas con los procesos escritos.


[v] Pérez Tornero, J.M.: “Los nuevos procesos de mediación: del texto a la hipermedia”  publicado en el libro “Comunicación y educación en la sociedad de la información” Tornero Compilador. Edit Paidós

[vi] Nuevamente coincido con P. Tornero cuando afirma contundente: “La idea de competencia comunicativa referida únicamente al lenguaje verbal se está volviendo insuficiente para explicar la comunicación y el lenguaje de una sociedad de la información dominada por nuevos medios. De ahí que muchas de las prácticas académicas tradicionales se estén quedando obsoletas, no solo porque no evolucionan en relación con el entorno, sino porque viven en la inercia de teorías de otros contextos históricos.
Necesitamos dar un paso profundo y sistemático desde la noción de competencia lingüística  hacia la de competencia semiológica en sentido amplio”.

[vii] El concepto de “Alfabetización Artística”  y su implicancia en la educación me fue presentado por Stella Maris Muiños de Britos quien fuera Coordinadora del Área “Artes y Comunicación” de la Dirección General de Investigación y Desarrollo Educativo del Ministerio de Educación de La Nación y  Coordinadora de Educación Artística del Programa Nacional de Gestión Curricular y Capacitación del Ministerio de Educación de la Nación. Este tema era el eje central de los Cursos de Capacitación Docente que dictáramos en el interior del país con un equipo que ella dirigía y del que tuve el placer de formar parte.

[viii]  Tal como queda planteado en  los “Materiales  de discusión para la elaboración de las propuestas curriculares compatibles para EGB “ - Educación Artística-  MINISTERIO DE CULTURA Y EDUCACIÓN DE LA NACIÓN. Programa  de Asistencia Técnica para la transformación curricular. Octubre 1997.

[ix] Es importante  comentar que Michel Bernard es un sociólogo francés que no solo ha centralizado parte de sus trabajos en el cuerpo sino también al campo de las artes escénicas. En tal sentido recomiendo la lectura de su trabajo “El imaginario germánico del movimiento o las paradojas del “Lenguaje de la danza” de Mary Wigman” en el libro “Tendencias interculturales y práctica  escénica” de Pavis y Guy Rosa. Grupo editorial Gaceta. 1994

[x] En “Cuerpo y Saber”. D. Calmels

[xi] Samuel Selden “La escena en acción”

[xii] En este punto debo aclarar que Selden no se dedica a pensar una distinción  entre cuerpo y organismo, tal como lo propongo en este trabajo. Por esto su referencia a que el espectador responde en forma plena y “orgánica”.

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