Evolución filogenética de la postura

Es una ley de la naturaleza que toda forma de vida establece una relación adaptativa con su medio, de la cual depende su supervivencia.
Cuando el medio cambia, la forma de vida debe cambiar también adaptándose a las nuevas condiciones que impone el medio. Nuevas funciones se desarrollan y sostienen en estructuras que se modifican también, en una relación vinculante entre estructura y función.
La hominización comienza hace unos 4.000.000 de años en el Este de Äfrica, cuando los cambios climáticos convierten a la selva en sabana, con altos pastizales que era necesario superar para llegar mas allá con la visión y poder saber de la presencia de depredadores o en busca del alimento. Para ir mas allá con la visión comenzó a ser necesario un enderezamiento de la postura que seguramente comenzó con saltos en dos patas, y luego con breves permanencias en dos patas hasta que la pauta comienza a desarrollar una nueva función que modifica las estructuras. Así la posición bíepeda, al modificar la relación del cuerpo con la gravedad, transformará las estructuras cerebrales, esquelética y muscular que permiten la posición erecta propia del ser humano.

El pasaje de la cuadrupedia a la bipedestación
En la evolución al enderezamiento encontramos como punto de partida al Austrolopitecus, hace unos 2.000.000 de años. Si bien su cerebro era solo un poco mas grande que el de un chimpancé, sus manos comienzan a quedar libres, lo cual le permite crear herramientas primitivas y tomar objetos para atacar o defenderse.
Al tiempo que las manos se liberan y quedan libradas de su función locomotriz y de apoyo, se transformarán en órgano del tacto y la prensión, lo cual marcará un hito en la evolución humana.  
Otro hito  importante en la evolución homínido es  la aparición del fuego. A partir del dominio del fuego los alimentos se cocinan y ya no es necesario una dentadura tan incisiva ni músculos tan fuertes en los maxilares para arrancar el alimneto crudo y masticarlo. Por lo tanto, la dentadura cambia, los músculos de los maxilares  se debilitan, la mandíbula retrocede liberando de peso al cráneo el cual puede así, crecer hacia atrás y albergar un cerebro mas grande. De esta manera, desaparece el hocico, el cual deviene en un rostro humano capáz de la  expresión mímica y gestual y de producir sonidos articulados.

Las herramientas alcanzan su mayor perfección recién cuando se completa el acabado del desarrollo del cerebro humano, hace unos 100.000 con el homo sapiens u hombre de Cromagnón quien alcanza un mayor enderezamiento de la postura y crecimiento del cerebro. Para esta época ya existía el culto a los muertos, el arte sagrado y las prácticas mágicas. Es decir ya es un ser cultural. 
La evolución es un tránsito hacia un cerebro mas grande lo que implica un cráneo que lo albergue también mas grande y por lo tanto mas difícil de sostener por un cuadrúpedo dada su posición y estructuras. La posición erecta libera al cuello del esfuerzo de sostener el cráneo y disminuye la giba  dorsal.
A mayor crecimiento del cerebro, mayor enderezamiento de la  postura y mayor libertad y habilidad manual. La liberación de las manos va paralela a crecimiento del cerebro y al enderezamiento de la postura que sostiene un cráneo mas grande.
El enderezamiento bípedo eleva el centro de gravedad a la altura de la tercera vértebra lumbar y produce cambios a la par, tanto en el sistema nervioso como en la estructura ósteomuscular.
Al mismo tiempo la transformación de la postura produce modificaciones en la posición del cráneo, permitiéndole mayor movilidad y alcance de la visión; en la posibilidad de rotación del cuerpo sobre el propio eje,(la posición erecta dota al humano de mayor movilidad que el resto de las especies: arriba, abajo, laterales, rotaciones sobre el eje),  en los pies –con la formación del arco plantal que amortigua los golpes al cráneo durante la marcha-, la aparición de los glúteos y los abdominales, músculos fuertes para sostener la postura erecta.
Una prueba irrefutable del pasaje de la posición de cuadrupedia a la posición erecta propia de lo humano, es la  articulación coxofemoral , la cual sufre grandes modificaciones con el enderezamiento, ya que en posición bípeda la cabeza del fémur no queda completamente adentro de la cavidad cotiloidea.  Eso solo es posible en las posturas de flexión, abducción y rotación externa; es decir en la posición de cuadrupedia, la cual es la posición fisiológica auténtica de la cadera.
Reflejos de protección
Cuando la cabeza alcanza la mayor alineación respecto del tronco y del eje, el ser humano se encuentra con su desnudéz, ha perdido su pelo. Sus zonas vitales, en la cara anterior de su cuerpo quedan expuestas, ante lo cual se desarrolla una pauta refleja de protección que se activa ante situaciones de temor, ansiedad o dolor: la contracción de los flexores, para plegarse sobre sí y proteger sus zonas mas vulnerables situadas en la cara anterior de su cuerpo. Habitualmente cuando los flexores se contraen, sus antagónicos los extensores, músculos antigravitacionales de la cadena posterior, se relajan permitiendo el movimiento. Pero en situaciones de temor que activan la pauta refleja defensiva y generalmente brusca, también se activan los extensores  por un reflejo de estiramiento que hace que se acorten o contraigan, impidiendo el movimiento.
Toda situación violenta o que se perciba peligrosa provoca la contracción general de los flexores ,lo cual provoca el reflejo de estiramiento en los extensores. De esta manera la postura erecta resulta alterada por la inhibición parcial de los extensores antigravitacionales, produciendo alteraciones disfuncionales en la postura y el movimiento.

Reflejos antigravitacionales: reflejo postural o de enderezamiento
El organismo humano ha modificado su sistema nervioso y su sistema osteomuscular para permitir la habitual postura erecta.
Su consolidación ha modificado las estructuras cerebrales generando mecanismos antigravitacionales reflejos centrados en el sistema límbico o paleomamífero. Es decir que su funcionamiento no depende de nuestra voluntad ni tenemos conciencia de su funcionamiento.
Sin embargo existen formas de despertar o provocar el reflejo de enderezamiento a voluntad.
Presionando sobre una superficie de apoyo (es decir que tenga descarga de peso) a partir de la estructura ósea, se produce una fuerza antigravitatoria, de sentido opuesto al de la fuerza de gravedad, que circula por la estructura ósea. El empuje contra una resistencia que no se mueve ante la fuerza aplicada, produce la inervación refleja de los músculos profundos, adosados a los huesos, encargados de la postura y de una manera de utilizar la fuerza totalmente diferente a la que se realiza cuando la fuerza se hace con la musculatura superficial.
El movimiento a partir del empuje que provoca la alineación de las articulaciones y la circulación del movimiento por todo el esqueleto, resulta un movimiento libre, de tono regulado y sin producir bloqueos en la respiración; se estimula el metabolismo y otorga sensación de libertad del movimiento.
El empuje mencionado, implica utilizar concientemente -despertando a voluntad- el reflejo postural o de enderezamiento el cual se realiza con un mínimo de esfuerzo muscular.
Una de las funciones del esqueleto es la de transmitir las fuerzas a lo largo de los ejes del hueso. En esta transmisión de fuerzas es importante que las articulaciones que unen los huesos estén alineadas. De esta manera, tal como nos dice Rywerant, el esfuerzo muscular es igual a cero ya que el esfuerzo es asumido por la estructura ósea.
Del mismo modo, la alineación de las articulaciones es importante en la postura erecta, ya que de esta manera el esfuerzo de los extensores por sostener la postura desaparece casi por completo, ya que la alineación de huesos y articulaciones permite que el peso sea soportado por la estructura ósea.
Eje postural
Refiere a la alineación en la perpendicular a tierra. Es una posición de reposo donde las fuerzas de atracción de la gravedad (descendentes) se equilibran con las fuerzas antigravitacionales (ascendentes)
Requiere de la alineación del centro de gravedad del cuerpo  en la 3ª vértebra lumbar, los otros centros de gravedad de las partes del cuerpo –por ejemplo el de la cabeza que se encuentra entre los oídos- y de las piezas del esqueleto
Eje axial: (perfil),
Centro de gravedad de la cabeza (entre los oídos), atlas, hombro sacro lumbar, art. coxofemoral, rodilla, maléolo externo.
Eje frontal:
Centro de la frente, medio del maxilar inferior, medio del esternón, sínfisis pubiana y cae la línea para ubicarse en el medio de la distancia que separa a ambos pies (base de sustentación)

Dentro de la alineación adecuada sobresalen dos grandes pesos hacia delante del eje. Uno de ellos es el de la cabeza, que tiene su centro de gravedad entre los oídos, -bastante mas delante de la articulación cervicocraneana- y el peso del rostro y el mentón caen hacia delante.
El otro gran peso  que cae hacia delante es el de la caja toráxica y la masa abdominal.
Estos pesos son equilibrados por la acción de los músculos posteriores del cuerpo que evitan que el cuerpo caiga hacia delante. Tales los músculos de la nuca que sostienen el cráneo, los de la espalda, glúteos y cara posterior de las piernas. Estos músculos de la cadena posterior (extensores) son antigravitacionales. Trabajan todo el tiempo sin que nos demos cuenta en la vida cotidiana, luchando contra la atracción a tierra que ejerce la fuerza de gravedad.
La única posición que otorga descanso a los músculos antigravitacionales es las posición horizontal sobre el piso (decúbito dorsal) que permite el cese de la lucha contra la fuerza de gravedad, produciéndose , en cambio, una entrega a ésta. Por esto la posición ideal de relajación global es la de decúbito dorsal.
Cualquier dealineación postural de uno de los segmentos del cuerpo implica compensaciones de los otros con un gasto adicional de energía y una desviación postural que con el tiempo puede provocar un desgaste óseo producto de las tensiones musculares crónicas  que desplazan los huesos de su lugar.
Colocaciones básicas
Pies:
El peso del cuerpo cae sobre los pies. Este debe estar equilibrado entre, pie derecho e izquierdo. A su vez el peso debe equilibrarse dentro de cada pie cayendo en metatarso sobre todo en la almohadilla metatarsiana del primer y quinto dedo y el talón. El borde externo del pie debe estar en contacto con el piso ;ejercer leves presiones y esto armará el arco
Tobillos:
Los tobillos deben estar bien alineados, cayendo dentro de la planta del pie y descargando el peso en la zona media o central del talón y no tener a caer hacia adentro o afuera.
Rodillas:
En posición de pie, las rodillas deben estar en línea con el astrágalo. Una línea imaginaria lateral la hará coincidir con el maléolo externo, haciendo que el peso caiga dentro de la base de sustentación del pie.
Si las rodillas caen delante de la línea del eje, están en flexión. Si en cambio caen hacia atrás, están en hiperextensión y el peso cae fuera de la base de sustentación.
La hiperextensión es un desajuste postural habitual que produce serias compensaciones a nivel lumbar, reduciendo ,por el acostumbramiento, la flexibilidad de las rodillas
Hombros y caderas
La línea que une ambos hombros debe ser paralela, horizontal y coincidente con la línea que une ambas crestas ilíacas y ambas paralelas al plano del piso
A su vez también podemos trazar una línea imaginaria que una cada hombro con cada cresta del mismo lado y observar que ambas mantengan la misma distancia.
Una aclaración pertinente
Hasta aquí la evolución filogenética de la especie. La hominización ha hecho que tengamos un cerebro, una musculatura y un esqueleto aptos para la posición bípeda. Pero es necesario aclarar que sin la presencia del otro, sin su mirada y sus brazos abiertos que nos esperan al final de nuestra despareja caminata, sin su sonrisa y sus gestos alentadores no nos pondríamos de pie.
Es decir, al cuerpo no le basta con el proceso de hominización. Para hacer un cuerpo que hable, gesticule, camine, es necesario un proceso de humanización, donde el otro es fundante de lo humano.
Bibliografía
GAINZA, V.: “Conversaciones con Gerda Alexander” Psidós
FELDENKRAIS, M.: “La dificulatad de ver lo obvio” Paidós
RYWERANT, Y: “El método Feldenkrais”



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