Nacido el 29 de abril de 1727, Noverre no sólo hizo una reforma profunda de la danza de su época sino que también escribió la obra "Cartas sobre la danza y el ballet" (1760), texto que ha ejercido una importante influencia en el arte escénico posterior.
Defensor del ballet de acción, escribió cartas sobre la danza y los ballets en las que aconsejaba utilizar los movimientos naturales, sensibles y realistas. Noverre enfatizaba que todos los elementos de un ballet debían funcionar armónicamente para expresar su argumento. Estas cartas ejercieron una importante influencia en muchos coreógrafos coetáneos a su vida.
Prosiguiendo con las reformas esbozadas por Luis de Cahusac, el libretista de Rameau, Noverre estima que el ballet debe tener una acción dramática, "sin exagerar en los divertimentos", describiendo las pasiones, las maneras y los usos de todos los pueblos. El coreógrafo debe interpretar la naturalidad y la verdad, debe ofrecer una narración lógica , como en una obra de teatro, con la sucesión: "exposición-nudo-final". La danza debe ser natural y expresiva más que técnica y virtuosa. La danza "en acción" debe conmover al espectador por medio de una pantomima expresiva, inspirada en el juego teatral, tal y como lo realiza el tragico Garrick.
Noverre tiene mucho cuidado con sus críticas respecto a la danza de su tiempo, pero las dirige, particularmente, a la situación de la Ópera de París: cuestiona la organización hierática del ballet, rechaza la máscara que, dice él, "disimula las afecciones del alma", propone un vestuario verídico, ligero y mejor adaptado a la danza. En cuanto al bailarín, debe poseer, según Noverre, una cultura general y amplia, incluyendo el estudio de la poesía, de la historia, de la pintura, de la música y de la anatomía.
Con estas nuevas proposiciones que Noverre emite se iniciará el ballet romántico.
Desde Corporizar les deseamos un ¡Feliz día de la danza para todos!
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