-una narrativa posible del devenir humanos-
Por Raquel Guido
Introducción:
Desde que el hombre sabe de su condición de tal, que tiene por lo tanto conciencia de sí, de la muerte y del tiempo y ha desarrollado un lenguaje no ha dejado de preguntarse cuál es la relación que existe entre materia y conciencia, cuerpo y alma, soma y psique.
Perteneciente al orden del misterio, estos interrogantes han acompañado al hombre desde los orígenes de la cultura.
¿Qué provoca y calma los vientos, qué origina las lluvias, qué es lo que anima al sol a salir y ocultase cíclicamente, cómo calmar la bravura de la naturaleza que lo rodea y desborda, qué ordena el nacimiento y la muerte?
El hombre se pregunta por el mundo y su regulación y como él es parte de esa unidad cósmica se pregunta por sí mismo, intentando comprender y conocer.
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Lo anima la necesidad básica de sobrevivir
En esta instancia aparece el Mito dando respuesta y sostén.
La idea de lo trascendente impregna desde el comienzo mismo de la cultura todos los intentos de comprensión del mundo natural y del orden que lo rige.
El Mito como historia sagrada , construida desde los albores de la cultura, revela cómo el cosmos y el hombre llegaron a existir. Unido al Ritual, como acción que implica al cuerpo, le permite al hombre conectarse con su esencia trascendente y situarse en las escenas del origen. De este modo mito y ritual le otorgan un determinado lugar como parcela del cosmos atravesado por las mismas leyes que gobiernan a los demás elementos.
Las fuerzas de la naturaleza pueden ser hostiles o favorables, y rápidamente se convierten en deidades con las que es preciso conectarse para obtener sus favores o calmar su furia.
Desde el comienzo el cuerpo pasa a ser la fuente de conexión con el poder trascendente y por su medio los rituales permiten el acceso al poder divino.
Es en el ritual, donde el cuerpo revela al hombre su faz trascendente.
Orígenes sagrados
Mircea Eliade nos dice que “los comienzos de la cultura tienen sus raíces en experiencias y creencias religiosas de modo que toda creación cultural no puede comprenderse correctamente si no se conoce su matriz religiosa original”.
Esto nos lleva inevitablemente a hablar del mito y el ritual.
Mito y Ritual
Según Mircea Eliade los mitos conectan con lo sagrado, y lo sagrado es un elemento en la estructura de la conciencia.
Demás dice que “cada mitología presenta una serie sucesiva y coherente de hechos primordiales y elige de un fondo común y universal de símbolos solo algunos para representarlos”; de modo tal que “cada mitología muestra el juicio y sistema de valores del pueblo que la concibió, respecto de su propia historia sagrada”.
Según Joseph Campbell, un mito es una máscara de Dios, una metáfora de lo que yace debajo del mundo visible .
También refiere a dos órdenes de mitologías: una que vincula la naturaleza del hombre con el resto de la que forma parte y otra que es estrictamente sociológica .
Ligado al mito, el ritual pertenece al plano de la acción permitiéndole al hombre un pasaje del espacio cotidiano al espacio mítico o sagrado. Lugar que conecta con el origen y en un entramado con lo divino, reubica lo humano en el orden del cosmos.
Es también un camino de elaboración que le posibilita transitar la angustia frente al misterio de la vida (nacimiento, muerte, enfermedad, fenómenos climáticos) tanto en la experiencia individual como colectiva.
Recordemos algunas afirmaciones de Mircea Eliade respecto a las escenas del origen presentes en mitos y rituales de todas las culturas:
- Todo mito relata cómo algo llegó a existir .
Podemos entonces definir al Mito como ‘’la historia sagrada, base y modelo de la historia del origen y evolución del cosmos y del hombre’’
Existen mitos que relatan lo que era antes del origen. Son los mitos pre-cósmicos, sin historia.
Luego están los mitos que relatan el origen cósmico, con historia.
-”Los mitos se suceden unos a otros y se articulan en una historia sagrada que se recupera continuamente no solo en la vida de la comunidad sino también en la de cada individuo en particular. A través del mito cosmogónico el individuo va descubriendo en forma progresiva las estructuras de la realidad y su propio ser’’
- “Durante cada rito el hombre retoma el drama del origen del cosmos y logra por esta vía una mutación ontológica de su condición existencial”.
En los ritos de pasaje el hombre atraviesa situaciones críticas, de transición, retomando por analogía el drama original, entramado y protegido por la comunidad a que pertenece.
De este modo se conecta con lo sagrado a la vez que refuerza su pertenencia al grupo.
M. Elíade también nos dice que en los ritos de iniciación el individuo aprende lo que sucedió en el “principio’’ (origen del cosmos) y descubre que ‘’el ya estuvo allí’’ y participó de esos hechos.
De este modo mito y ritual acompañan los momentos importantes de la vida del hombre y su comunidad y en ellos sostienen su existencia.
Danza, Mito y Ritual
El origen del Arte, del mismo modo que el juego y el ritual tienen su raíz común en el marco de lo sagrado.
Si bien todas las artes se encuentran relacionadas de un modo o de otro con el tema de la corporeidad, tal vez sean la Danza y el Drama las mas obvias en este sentido ya que su materia prima es el cuerpo y sobre él se inscribe y hace visible lo invisible.
Los rituales representan o actualizan, literal o simbólicamente, el contenido de los relatos sagrados.
Tienen las características de un drama en el que algunos miembros de la comunidad, unidos por la creencia, desempeñan diferentes papeles que encarnan los símbolos definidos en los mitos compartidos.
Para la comunidad la repetición dramática de los rituales tiene el efecto de dar vida a los mitos.
También la Danza, desde sus más tempranos orígenes va entramada al mito y al ritual.
Muchas mitologías como la hindú narran el mito cosmogónico hablando del origen del cosmos como la Danza de Dios y definen a su vez la esencia misma del universo en constante movimiento como Danza de los elementos cósmicos.
La danza posee entonces el rango de actividad divina, y quien dance imita a los dioses, toma contacto con el poder trascendente penetrando en un espacio sagrado y entrando en armonía con los poderes del cosmos. El hombre que danza capta en sí mismo su dimensión divina.
La danza ritual promueve por analogía aquello que nombra en su estructura simbólica, permitiendo un salto del orden cotidiano al orden sagrado, mítico o trascendente.
De este modo la danza en su origen sagrado - una de las formas de arte mas antigua- nos revela un cuerpo capaz de permitir el enlace de dos mundos.
Estas danzas viven un proceso que va fijando, lo que en un principio fue movimiento rítmico espontáneo, en movimientos, gestos y pasos determinados en una estructura que le otorga una forma definida que contiene y convoca la fuerza misma de lo sagrado.
El ser humano danza:
La actividad motriz en las danzas tribales nos recuerdan la dirección que toma la motricidad en el desarrollo ontogenético: en un inicio, motricidad espontánea destinada a la descarga y equilibrio del organismo y, en su devenir, emerge gestualidad que se codifica y es significada por el entorno, dando paso a la comunicación aún antes del surgimiento del lenguaje verbal.
Articulando esta dirección, visible en el orden individual, con el orden cultural, podemos ver cómo las danzas tribales despliegan la motricidad espontánea, -de descarga y de orden extático- permitiendo la fusión a un todo mayor, y luego evolucionan hacia el rito religioso codificándose en formas fijas sin perder su pertenencia al orden de lo sagrado.
Junto con la liberación y la descarga la danza le permite al hombre la expresión de su experiencia en el mundo. Mundo cuyas leyes desconoce y le resultan muchas veces adversas.
Siendo el cuerpo materia prima de su expresión el movimiento pulsátil de la danza le permite reproducir aquello que ve en la naturaleza: regularidad de los ciclos, movimiento pulsátil del cosmos.
Conoce en sí mismo las leyes que gobiernan al universo y se conoce a si mismo al entrar en armonía con esas leyes.
Una cosmovisión que ubica al hombre como una parcela del universo le permite un sentimiento de unidad en el cosmos que le otorga refugio frente a la angustia que producen los misterios de vida y muerte.
Las primeras formas de danza en su movimiento rítmico, pulsátil y de descarga conducían al éxtasis. En ellas , dice Curt Sachs, el bailarín danza para perder su cuerpo y convertirse en espíritu.
El cuerpo así conquistado y perdido a la vez se convierte en receptáculo del poder sobrehumano.
Las danzas imitativas basadas en la idea de que la imitación del gesto, el movimiento la postura y la actitud “bastan” para incorporar en sí el poder de lo imitado, y utilizarlo le confiere al ser humano un determinado poder frente al mundo que lo rodea.
Del mismo modo la representación de escenas futuras ajustadas a un fin propuesto le confieren apoyo mágico. “Así el juego de la cacería garantiza suerte en la caza, la representación del acto sexual, traerá fertilidad”.
El hombre en su desventaja frente a otras especies y a las fuerzas indomables de lo natural encuentra en la danza la expresión de vida un nivel superior donde el cuerpo se enlaza con el poder divino.
Conforme la cultura nos muestra sus posibilidades diversas, la danza originada en lo espontáneo, se despliega en rito religioso.
El proceso que fija y estructura lo espontáneo sujetándolo a la forma –como norma y código-, da a la experiencia un marco de referencia grupal. Generaciones y generaciones de hombres de una determinada cultura pasan por los mismos rituales que fijos en su estructura formal garantizan la transmisión de una determinada tradición, valores y concepción del mundo. El individuo al pasar por ellas refuerza su experiencia de pertenencia al grupo. No esta solo frente a la inmensidad del universo.
No enfrenta solo su angustia, su miedo ni su sorpresa; el grupo o comunitas lo contiene.
Toda actividad importante en la vida del ser humano era acompañada por un ritual en que la danza estaba presente y participaba toda la comunidad.
Danza entonces, en los rituales de iniciación y pasaje; danza en ceremonias religiosas y ofrendas a los dioses, danza para invocar protección contra el mal o asegurar el apoyo mágico, danzas curativas, danzas guerreras etc.
Es posible interpretar que los primeros sonidos que acompañan estas danzas eran: la emisión vocal, que derivará en canto, y los sonidos producidos por palmoteos en el propio cuerpo y por objetos, de donde derivará la música.
Los diseños en el espacio, configurados por el círculo y su centro,- dado por el cruce de los ejes horizontal y vertical-, y la espiral como imagen de un tiempo infinito de evolución del universo, son una representación simbólica del tiempo-espacio sagrado .
La estructura fija del ritual garantiza la expansión y transmutación del individuo por el pacto indisoluble que mantiene unida su esencia a su forma. El símbolo ritual no es cualquier símbolo. Convoca aquello que expresa. Revela y hace manifiesto aquello que nombra. No solo es sagrada su esencia, también lo es su forma. Forma y contenido mantienen su naturaleza sagrada.
Este es un proceso diferente al de las distintas codificaciones que se producen en el transcurso del devenir cultural, donde la forma queda desposeída de su cualidad original, vaciándose de sentido y conservándose solo como tradiciones formales y arbitrarias.
Apolo y Dionisios
En su devenir, la danza, nos presenta un tránsito que va de lo sagrado a lo profano y también un itinerario en el que circula por lo que podríamos llamar lo dionisíaco o lo apolíneo.
Apolo propone la salida del Sol, el día, la discriminación, la luz, la conciencia y la razón. Habla de la separación del hombre del resto de la naturaleza, del resto del cosmos. Apolo separa y al dar orden promete seguridad, e identidad discriminada.
Dionisios en cambio tiene mas de Tierra y de Luna, de la Noche y de los Sueños. De lo oscuro y femenino. Del éxtasis.
Dionisios integra en la comunión: de los hombres entre sí, de los hombres con el cosmos. Borra las diferencias y límites y allí otorga identidad unificada, mayor. La magia...
El culto a Dionisios llamado la éktasis abarcaba el espectro que va desde “el sacar afuera” hasta “profundos estados de conciencia alterados”. La locura sagrada.
Su función es satisfacer el impulso. Rechazar la opresión social que comprime la expresión de lo mas interno. Reivindicar el deseo, la espontaneidad.
Las danzas de Baco o Dionisios tenían la finalidad de promover la libertad extática del ser, vaciando el cuerpo de un Yo dividido y dejándolo libre para que el dios entre en él del mismo modo como lo hace en otras formas de la naturaleza: animales, ríos, piedras, plantas. Recupera así el hombre su pertenencia al cosmos. Es una mas de sus muchas manifestaciones.
Las danzas dionisíacas, en su relación con lo pagano y orgiástico, convocan lo inconsciente, lo instintivo, lo erótico, lo fusional, la pérdida de la identidad individual con disolución del límite corporal y la unión a un todo mayor, centrada en la disolución del orden rígido y cotidiano, abriendo lo festivo y se hacen presentes en diversas danzas populares.
M. Medina, en su libro “Psicodanza” expone los siguientes ejemplos:
· Danzas del Paleolítico y el Neolítico, danzas primitivas Australianas y Neozelandesas, danzas del Congo, danzas del Vudú, , danzas Bacanales romanas, “Baja danza”de la Edad Media, Tarantela, Danzas Brasileñas de carnaval, bailes tropicales (salsa, cumbia, conga), bailes populares derivados del Jazz, hasta los nuevos rítmos populares como el rock y otros actuales.
Las que circulan por lo apolíneo refuerzan el control voluntario, la discriminación y refuerzo del yo, la personalización, el aislamiento, el control de los impulsos, centradas en el orden, la estructuración y el juicio de realidad.
· Danzas rítmicas ceremoniales del antiguo Egipto, danzas Hindúes (Danza de Shiva), danzas de Birmania, Corea, e Indonesia, “Alta Danza” de la Edad Media, Danzas populares de Europa (vals), Danzas Clásicas y Danzas estético-plásticas Modernas.
De la raíz común de lo sagrado también derivan las Danzas terapéuticas , practicadas en sus inicios por sanadores o chamanes de diversas culturas, quienes en su facultad de conexión con los poderes superiores al hombre mismo , las practicaban o hacían practicar al enfermo en busca de sus efectos sanadores, potenciadores o armonizadores.
· Danzas curativas de los médicos brujos del Asia y África, danzas terapéuticas Egipcias (1500 AC) para dar fertilidad a las mujeres estériles, danzas curativas de Delfos, danzas de vientre de Medio Oriente para tonificar funciones de la maternidad, danzas de tribus africanas para hacer descender la leche en las madres, danzas de liberación de tensiones en diversos pueblos primitivos.
Síntesis y apertura a la reflexión
El ritual posee, como dijimos, raíces en una determinada mitología. Ambos, ritual y mito, como práctica sagrada de una cultura, dan origen a todas las formas posteriores.
El tránsito de la danza desde sus orígenes sagrados en adelante, puede ser entonces observada en su itinerario, como un dar cuenta de la historia y el devenir del hombre y de la cultura.
En principio gesto espontáneo que une liberación y descarga, motriz y emocional. Luego estructuración, organización, fijación de la forma, configurando el rito y el culto, verdadera etapa desencadenante de la danza como arte sujetada a un código.
No es idea de este trabajo mencionar las diversas formas que fue tomando en este proceso en diversos espacios y momentos, lo que constituiría un estudio detallado de la Historia de la Danza .
Lo que si me interesa rescatar de este proceso -para abrir a la reflexión- es el hecho ese pasaje en que la danza deja de ser una cosa “de todos y de todos los días” y se transforma en espectáculo dirigido a un público.
Curt Sachs hace referencia a esta instancia afirmando que cuando la danza “merced a la influencia de las culturas “superiores” se transforma en un arte en su sentido mas limitado, cuando deviene en un mero espectáculo, cuando con ella se trata de influir mas sobre los hombres que sobre los espíritus, entonces su poder universal se rompe”
Aquí se abre una fisura que divide las aguas en dos.
Dos modos específicos de danzar, que inauguran nuevos lugares –diferenciados- para quien danza, quien mira y hacia quién se dirige la danza; abriéndose la consideración en términos de la relación entre el espectador, la obra y el intérprete. Dos lugares desde donde concebir la danza y el arte.
La propuesta es pensar, interrogarse y tomar postura respecto de si es posible re-crear la concepción del arte -en este caso la Danza- y específicamente del espectáculo como un hecho que resonando en lo ritual y lo lúdico, convoque, conmueva e implique la participación de un público cuyo rol principal es “completar la obra” y no espectar pasivamente “la obra de otro”.
Incluyendo en la reflexión hasta qué áreas del sujeto puede tener alcance la obra observada. Hasta donde puede llegar esta “convocatoria”?
Ya que el espectador puede captarla desde su intelecto, con sus posteriores racionalizaciones, juicio crítico y análisis de la obra. Puede resonar también corporalmente, con su sensorialidad y su afectividad.
Pero el tan mencionado “mundo interno” no es una mera suma de partes aislables en actividades orgánicas, actividades mentales conscientes, contenidos inconscientes...; el hombre íntegro puesto en juego convoca la existencia de su unidad cuerpo-mente-emoción-espíritu. Unidad que solo existe en la relación fundante con un otro, con un entorno. Sujeto que es tal en la construcción que entrama lo individual, con lo social y lo cultural dándole de este modo identidad e historia.
A lo largo del desarrollo de la Modernidad en occidente, la cultura logra en este siglo combinar , contraponer , articular y finalmente entramar: la luz de lo racional con el lado oscuro de la razón, la búsqueda objetividad con el rescate del mundo subjetivo, la aspiración de la verdad con la aceptación del misterio.
Ciencia, filosofía y arte se entraman en el intento de una nueva construcción, concepción y experiencia del hombre y del mundo mucho mas cercana al concepto primitivo de hombre como unidad en sí misma sujeta a la trama de un orden mayor: sea este un orden social, cultural o cósmico...
Entre las muchas variables que la Danza Moderna, con todas sus corrientes, introduce en escena cultural se encuentran la recuperación del amplio espectro que cubre la experiencia de SER HUMANO en su entramado cultural, donde ambos imaginarios -individual y social- confluyen en la construcción del sujeto.
Susanne Langer, que desde la filosofía ha trabajado sobre la esencia y atributos de la danza, afirma que la historia de la danza creativa tiene lugar en la prehistoria.
En primer lugar toma la idea de “conciencia mítica” y afirma que es estructuralmente idéntica a la “conciencia artística” en la unificación de símbolos y significados, de palabra y mundo proyectada hacia la unidad metafísica.
Otorga a la danza como espectáculo la “meta creativa de hacer visible el mundo de los Poderes”...”para crear en el público una ilusión extática...”
En este punto Langer coincide con Sachs en el sentido de que “toda danza es extática” y así “la danza enlaza la separación entre alma y cuerpo” (C. Sachs).
El desafío entonces del hombre tribal en este sentido, según Langer, sería el mismo que el del bailarín moderno: “romper en el espectador su sentido de actualidad y establecer una imagen virtual de un mundo diferente...”
“La presencia del público confiere a la danza su disciplina artística. Sin embargo puede ser todavía religiosa” afirma.
Michel Bernard en “El imaginario germánico del movimiento” nos cita un texto de Mary Wigman en el que nos presenta una postura semejante cuando ella afirma que
“el reino de la actividad real del bailarín no es el espacio tangible, limitado y limitante de la realidad concreta, sino el espacio imaginario, irracional, de la dimensión danzada, este espacio que parece borrar las fronteras de la corporeidad y puede transformar el gesto deslizado en una imagen de un aparente infinito, al perderse en una completa identidad como rayos, arroyos, como el aliento mismo. Altura y profundidad, anchura, delante, detrás de lado, la horizontal y la diagonal no son para el danzante términos técnicos o nociones teóricas pues los siente en su propio cuerpo y se convierten en su propia experiencia, puesto que a través de todo ello celebra su unión con el espacio”.
Pérdida de identidad dividida y unión a una identidad mayor con los otros elementos, mundo orgánico en plena manifestación, idea de celebración y unión, nos muestran en este fragmento de M. Wigman una concepción de la danza muy próxima a la de sus orígenes sagrados.
Tal parece, comenta Bernard, que desde su óptica el movimiento danzado solo puede ser a la vez una emanación universal de las fuerzas vivas de la naturaleza y el cumplimiento solemne y particular de un ritual religioso, y en consecuencia, la producción trascendente y voluntaria de una cultura.
Abierto con este texto el juego de la reflexión al que nos convoco, simplemente me permito recordar que un misterio acompaña a la danza en todo este largo camino de la historia humana y de la cultura: el hombre jamás dejó de bailar ni observar a otros que bailan.
Ya sea en las formas artísticas, en las danzas populares, en pequeñas y grandes ocasiones.
De un modo o de otro el hombre aún celebra danzando, seduce danzando, expresa danzando. Carga y descarga, crea y recrea DANZANDO...
Ponencia expuesta en las Segundas Jornadas de reflexión sobre la Danza, Organizadas por el Instituto de Artes del Espectáculo de la Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires - Centro Cultural Rector Ricardo Rojas-
* Este trabajo ha sido publicado en “Cuadernos de Cátedra”- UBA, Año 1999 - Facultad de Filosofía y Letras, Carrera de Artes, Cátedra Teoría General del Movimiento.- Jefa de Trabajos Prácticos: Raquel Guido. Y en el libro “Reflexiones sobre el danzar” de mi autoría.
Simple y profundo, sumamente interesante para enriquecer la concepción acerca del arte y la danza; invita a la reflexión y a la transformación...
ResponderEliminarMe sirvió mucho además para la relación con otras materias, gracias!
Este relato es un resumen espectacular del origen de la danza junto a otras artes en la historia. Es interezante apuntar también que se ha descubierto(Spencer, antropólogo)que los aborígenes de Oenpelli, Australia,realizan las mismas representaciones visuales de hace más de 40.000 años, primitivas, y se preguntarán cómo es posible que se sigan representando las imágenes exactas por tanto tiempo?...Bueno éstas imágenes representan historias, mitos, de vida que fueron transmitidos de generación en generación de manera de ritual. Es decir que lo que hizo posible su permanencia fue el acompañamiento de la imagen con la danza y la música; con lo cual se podía transmitir la historia con su ambientación original y así el mensaje siempre fué el mismo. eS INCREÍBLE NO? Pero el arte tiene eso de espectacular. Interesantísimo! gabriela
ResponderEliminarMe encantó. Había leido a Eliade y a Campbell y es maravilloso el análisis. Siempre consideré que la Danza puede restaurar la unidad perdida a través de su relación con el Mito y el Rito. Gracias!!!
ResponderEliminargenial una claridad amigable... gracias por transmitir
ResponderEliminaresto y buscando algo que me ayude y esto no me ayuda en nada
ResponderEliminarno paranada me parecio algo vacio
ResponderEliminarraquel guido gracias por nada
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
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ResponderEliminarNo entendemos a qué te referís. De cada autor se refiere libro. Las normas APA no fueron aplicadas por la antiguedad del texto pero no esta violando ninguna norma de derecho intelectual por lo cual, inferimos, tu comentario es, claramente, tendencioso. De todas maneras, agradecemos tu aporte aunque lamentamos la inclinación, que ya has manifestado en otros comentarios, a entrar en conflicto y, adem[as, a encubrirte en el anonimato. Saludos
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