Teñir de negro
nuestras páginas; expresar nuestra pena, nuestra pérdida, nuestro respeto,
nuestro recuerdo por las víctimas del terrorismo de Estado.
La multiplicidad de colores de las artes se ensombrece para mantener viva la
memoria por las víctimas de los horrores perpetrados durante la dictadura
cívico militar y renovar nuestro compromiso con la democracia y los derechos
humanos.
El arte constituye una fuerza transformadora indiscutible en la construcción
colectiva de una sociedad más plural, verdaderamente inclusiva, intensamente
dinámica y creadora, capaz de despertar en los jóvenes la capacidad de
imaginar un mundo de iguales basado en el reconocimiento de las diferencias.
De negro, NUNCA MÁS.
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